Si le preguntara a una madre que lucha contra la depresión: “¿Cuánto tiempo más te sentirás tan mal?”, su respuesta probablemente no sería “Sólo una o dos horas más. ¡Ya casi termino!” La depresión no funciona de esa manera. Los estados de ánimo melancólicos no suelen desaparecer. Las soluciones rápidas tienden a quedarse cortas cuando el dolor nos quita las fuerzas; los clichés bien intencionados generalmente tampoco dan en el blanco (Prov. 17:22; 25:20). Y cuando las supuestas palabras de ánimo empiezan a oírse más como regaños pasivos, puede parecer que nadie tiene nada útil que decir, como si tuviéramos que valernos por nosotros mismos en esta oscuridad.
Cuando nuestro reloj parece estar atascado en la medianoche, puede parecer que la mañana nunca llegará.
Irónicamente, nuestra búsqueda de ánimo significativo en esta temporada ¡puede convertirse en una fuente de desánimo en sí misma! (Sal. 69:20). Sin embargo, aunque puede ser difícil encontrar palabras oportunas, relevantes y sustentadoras en medio de la depresión, siguen siendo necesarias y vale la pena buscarlas si queremos perseverar (Heb. 10:23-24). Como madres cristianas que cuidamos de la familia (y al mismo tiempo llevamos la carga del abatimiento), el viaje que tenemos por delante será demasiado largo para nosotras sin palabras de ánimo.
Cuando una palabra sabia y encantadora es “dicha como conviene” (Prov. 25:11), se vuelve como vela que brilla en la oscuridad.
Si te sientes desesperada por recibir ánimo mientras caminas por la oscuridad de la depresión, me gustaría transmitirte algunas declaraciones que me sirvieron. El Espíritu usó cada una de estas palabras dichas como conviene para darme fuerza y conocimiento en mi viaje. Oro que, por la misericordia y la gracia de Dios, te sirvan de igual manera que a mí.
Cuando nuestro reloj parece estar atascado en la medianoche, puede parecer que la mañana nunca llegará.
Irónicamente, nuestra búsqueda de ánimo significativo en esta temporada ¡puede convertirse en una fuente de desánimo en sí misma! (Sal. 69:20). Sin embargo, aunque puede ser difícil encontrar palabras oportunas, relevantes y sustentadoras en medio de la depresión, siguen siendo necesarias y vale la pena buscarlas si queremos perseverar (Heb. 10:23-24). Como madres cristianas que cuidamos de la familia (y al mismo tiempo llevamos la carga del abatimiento), el viaje que tenemos por delante será demasiado largo para nosotras sin palabras de ánimo.
Cuando una palabra sabia y encantadora es “dicha como conviene” (Prov. 25:11), se vuelve como vela que brilla en la oscuridad.
Si te sientes desesperada por recibir ánimo mientras caminas por la oscuridad de la depresión, me gustaría transmitirte algunas declaraciones que me sirvieron. El Espíritu usó cada una de estas palabras dichas como conviene para darme fuerza y conocimiento en mi viaje. Oro que, por la misericordia y la gracia de Dios, te sirvan de igual manera que a mí.